SOBRE EL PROYECTO

“Recordar recorrer” nace como un proyecto para elaborar un tejido de tierras (enmarcado en manifstaciones artísitcas como el performance o el documental) entre habitantes del territorio suramericano andino. Se trata de una cadena de acciones que nace y termina antes de que los Andes nazcan y terminen: a comienzos del 2009 Mamos (líderes) de grupos Wiwa y Wayú, habitantes del departamento de La Guajira, al norte de Colombia, chayan o ‘rezan’ una piedra con el propósito de que viaje al fondo o tope sur de América y comience una cadena de movimientos que finalizará en el lugar de origen de la piedra.

La cadena: una pareja de habitantes del extremo sur de América continental abrió un agujero en la tierra, allí depositó la piedra guajira y envió la tierra que recolectó a un lugar mas al norte donde otra pareja de habitantes abrió otro agujero en el cual depositó la tierra recibida desde el sur; la tierra que extrajo la envió a un lugar mas al norte… y así sucesivamente hasta que la tierra llegó al lugar donde comenzó ésta cadena de acciones, La Guajira.

Este blog muestra el avance, punto por punto, del tejido mencionado; nos muestra como a lo largo de 6 meses (21/12/2009 – 21/06/2010) el tejido fue evolucionando y cobrando sus propias formas pasando de ser un ambicioso documental con videointervenciones móviles que viajaba en auto a una continua acción que escuchaba las circunstancias para poder llevar la tierra a donde tuviera que llegar.

Los invitamos a seguir el itinerario y a que comenten y compartan con otras personas. Bienvenidos y bienvenidas!!!

¿POR QUÉ HACER TODO ESTO?

A través de las acciones con la tierra se descubre el modo que tienen los habitantes para ligarse al lugar que habitan, es el mismo modo de ligar que da forma a las acciones con tierra aquí propuestas: la reciprocidad, concepto fundamental en las sociedades americanas ancestrales. Conjuntamente la búsqueda de y en reciprocidad se liga a la búsqueda de memoria que viene por añadidura al proceso aquí propuesto, memoria del espacio experimentado, vivenciado por su habitante, memoria que es revivida por la remoción de tierra. De este modo la reciprocidad y la memoria poco a poco nos irán mostrando un único tejido de relaciones entre los habitantes de la tierra. Este proceso a su vez liga con una segunda línea de fuerza que dinamiza el trabajo aquí propuesto, se trata del acercamiento a un ‘relato andado’. El territorio andino esta signado por distintas variedades de caminos que ligan a sus habitantes y caminantes más allá de la comunicación básica: ligan en una esfera cósmica (en contacto con el Todo) que está en constante cambio. Para acceder a dicha esfera hay que atravesar los caminos mencionados, por ello “Recordar recorrer” al tiempo que media la cadena de acciones propuesta seguirá los rastros de distintos relatos ancestrales que obedecen una lógica nómada o peregrina buscando ‘levantarlos’ en su tránsito. Es el caso de la ‘Ruta de Wiracocha’, instructor peregrino de los pueblos incaicos, también es el caso de Bochica, maestro itinerante del pueblo Chibcha.

Aviso

Recorrer recordar no representa a ninguna organización, individuo, politica o credo.
Recorrer recordar representa unicamente el interes de una Abya Yala unificada y sin fonteras, con las tierras y los corazones de sus hijos e hijas todos unificados

El video, todo el recorrido

Cuadragésimo quinto punto: Cota


Después de una semana de espera mientras se definía el sitio del intercambio y mientras nuestro compañero bogotano salía de la estupefacción de volver a su ciudad natal logramos ir al resguardo muisca de Cota, en el altiplano cundiboyacense, allí llegamos siguiendo las instrucciones de alguien que había frecuentado ese lugar en el pasado. Después de una larga espera fuimos escuchados, acción que fue respondida con palabra, sabias y prolongadas palabras sin tiempo, en este lugar la palabra tiene carácter ritual. 

Tras varias horas de conversación fuimos invitados a volver a los pocos días. Volvimos, y de nuevo charlamos durante varias horas en las que fuimos sinceramente instruidos sobre nuestro mismo propósito. Así fuimos invitados a volver una vez mas, pero esta vez ya con una cita concreta. Llegamos acompañados por los padres de nuestro compañero bogotano, fuimos invitados todos a pasar al Chunzua, casa ceremonial donde siempre hay un fuego encendido. Fuimos “rezados” con tabaco, un poco de la tierra se quedó en ese lugar, recibimos cantos en chibcha y después compartimos chicha. De ahí salimos y nos guiaron a un espacio del cual tomaríamos la tierra. Se realizó el intercambio pero nos pidieron volver con un poco de tierra del norte, para dejar allí, en Tomsa, el ombligo, del mundo.



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